Hoy iba a escribir sobre Chavela Vargas, para recomendaros el documental que nos aproxima a ella: mañana, miércoles 27, en Casa de América.
Me habría sentado frente al ordenador escuchando su voz profunda y paladeando un tequila, sintiendo así fluir México en mis venas, pero se cruzó el terremoto en su capital, edificios desplomándose como naipes, ojos haciéndose agua y ríos de palabras que me dejan seca, así que le pedí sus versos al poeta:
Que la ciudad sea principio y fin
porque no hay soplo
que la hurte de su sitio;
cimiento la sangre de quienes la habitaron
modulando su espeso fundamento.
Óyeme decir que no me iré.
Que parta el solitario
y se hunda en el viento
entre los pájaros perdidos;
que parta el hombre común de cara lisa
que todavía cree en la salvación
y el robusto padre de familia
que busca dominar al sol.
Óyeme a mí decir que no me iré.
La ciudad se morirá conmigo,
yo estaré en su fundamento.
Alejandro Aura (A la Ciudad de México, 1973)
México lindo y querido: Tus tantas buenas gentes te dan esa dimensión tan bella que hay en ti.
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Milagros:
He escrito algo al respecto en mi blog. Espero que te guste…
https://mexicanosenespana.blogspot.com.es/2017/09/la-viuda-del-poeta-alejandro-aura-nos.html
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Ay la rosa
fragante de
mi corazón
despedazada
por el amor
de la
ciudad,
amortajada
en humo,
desodorizada
ay la rosa.
(A. Aura)
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